lunes, 29 de septiembre de 2014

Después de verme hoy.

Siempre nombro lo tuyo.
Jamás supe decir otra palabra
que no fuera amor o vida,
quizá soledad y tiempo,
a veces libertad y humo,
como si condenara el resto de los nombres
y lo que ronda el sueño me negase
su olor y su principio.

Existe un pequeño rincón
donde poner lo que no encuentro
y las tentativas fallidas.
Lo que deja de lado
los naufragios y las ventas antiguas
y hasta el rincón más firme
de la perplejidad.
Esa caediza forma de haber pasado el tiempo
en un lugar de juventud
sin que medie el alba de los hombres.

No renuncio a lo viejo
ni al estremecimiento figurado de otra historia.
Lo que presta a los versos
el influjo más íntimo de la desesperanza
y que devuelve al cabo de los años
la áspera traición de no pensar en nada.


José Antonio Zambrano.

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