Resopla una vez más y continua corriendo, mientras las lágrimas amenazan con volver a aparecer. Para en seco, y se dobla cuidadosamente apoyando la cabeza en sus rodillas y la espalda en un muro de piedra frío, como su interior. Intenta no recordar pero, otra vez lo hace, ve a su madre agarrándola fuerte de la cintura para evitar que se escapara, sabe que ahora mismo tanto ella como su madre necesita cariño mutuo, pero ella no está por la labor, solo quiere escapar, escapar de este mundo antes de que le depare otra sorpresa desagradable; ve a su hermano golpeando sus puños contra la pared, ve a su padre poniéndose otra whisky del caro para olvidar, y también ve la cara pálida de su hermana, sus labios con un toque morado, la sangre resbalando por sus manos; aparta la imagen al momento de su mente, se levanta, sube con dificultad al muro y grita, grita el nombre de su hermana tan alto como puede, pero Claudia no responde, no, porque Claudia ya no está.
Ahora ha perdido el control sobre sus sentimientos y las lágrimas brotan sin cesar, mientras la gente que pasea con indiferencia por la calle, ignoran a esa niña desaliñada llena de tristeza y de rabia.
''Claudia, dulce Claudia, ¿por qué?''
Baja de un salto del muro, y decide seguir caminando sin rumbo. Hasta que accidentalmente acaba en la puerta de su casa, debe entrar. Toca el timbre, pero nadie responde, asi que rebusca en los bolsillos de sus pantalones la llave, da con ella, y abre la puerta. No hay nadie en casa, ya han pasado cuatro meses desde que Claudia no está, y cree que solo ella se acuerda de su dulce hermana, la de los rizos dorados y los ojos negros como el carbón. Ella sabia que lo estaba pasando mal, que los problemas en clase, las peleas en casa y su tonta ignorancia iban a acabar con Claudia, pero se lo calló, fue una idiota. Se despierta de su sueño y se da cuenta que sigue en la puerta de su casa, cierra la puerta sin hacer apenas un ruido, se descalza lentamente y deshace su coleta, entra en la habitación de Claudia, y rebusca entre las pocas cosas que sus padres han dejado, intentaron deshacerse de todo pero ella no les dejó, coge el delicado vestido azul turquesa que tanto le gustaba a Claudia, se desnuda y se lo pone, a pesar de sus do
s años de diferencia, eran de la misma estatura, si no fuera por el pelo podrían ser gemelas, bueno, hubieran podido ser.. Inspira con fuerza el olor a rosas, y expira delicadamente. Necesita olvidar, quiere volver a la vida real como ha intentado hacer su familia. Entra en la cocina y agarra la botella que su padre tiene escondida de whisky, la apoya sobre sus labios, y bebe rápido; nunca ha probado el alcohol y nota como le arde el interior a la vez que nota en su boca un sabor amargo y dulzón a la vez. Retira rápidamente la idea de olvidar de ese modo y guarda la botella en su sitio, corre hacia su habitación y rebusca en el cajón de la mesilla su móvil, lo encuentra, se pone los cascos y la música comienza a transportarla a otro mundo, mientras se acurruca en la cama, y sueña con que Claudia está con ella.
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