
Me entran ganas de romper esa canción a pedacitos y disfrutar de ellos hasta reventar.
Eleanor dejó que aquellas palabras la golpearan de pleno como un puñetazo directo a la barbilla.
-Piensas demasiado.
+No puedo evitarlo. No puedo desconectar el cerebro.
¿Que si lo echaba de menos? Quería perderse en él. Rodearlo con los brazos como un torniquete.
-¿Y a tite gusto?
+Me encantas.
Nada más oírlo, Eleanor sonrió. Y cuando Eleanor sonreía, algo se rompía dentro de Park.
Algo se rompía siempre.
Eleanor tenía razón. No era guapa exactamente. Emanaba algo artístico, y el arte no busca ser bonito; busca despertar tus sentimientos.