Queridas personas que os dedicáis a meteros en vidas ajenas:
No me gustaría desperdiciar mucho tiempo escribiendo estas palabras pues carecería de sentido, al menos en mi respetable opinión.
Me encantaría, es más me llenaría de placer saber cómo tan vacía está vuestra propia vida para estar malgastando minutos en la del resto de personas.
Sí, es cierto que todos tenemos una impresión de una persona, la cual que nos gustaría sacar a la luz, pero las tonterías son para los tontos y, sinceramente, quiero pensar que aquí todo el mundo tiene capacidad para saber lo que es políticamente correcto y lo que es una burrada. Discúlpenme por utilizar semejante término para definir la sociedad, pero es es lo que son algunas personas, burros.
Dicho esto, ¿por qué insultamos sin motivo alguno?
Estoy abierta a todo tipo de respuestas.
Atentamente: Alguien no importante.
M-AS◕ ◡ ◕: Antes de nada, quiero decir que (desde mi punto de vista) ésto del insulto está muy presente y muchos piensan que todos los humanos insultan, y a donde yo quiero llegar es que no es así, no podemos generalizar. Todos tendremos defectos, pero no para todos son los mismos. Uno criticará y otro será un mentiroso, y ambos son defectos aunque de diferente índole. Al aclarar ésto, comienzo:
Solemos tener cierta envidia hacia personas que han sido mucho mejores que nosotros y por ende nos inmiscuimos en vidas ajenas cuando no es de nuestra incumbencia. Así que, para "mejorar nuestro estado de ánimo" y para "satisfacernos" comenzamos a herir a los demás con insultos e intentamos hundirlos con nuestras hirientes palabras. ¿Qué pasa? Que no sabemos que después hay personas que sufren por ello, que les duelen las palabras dichas por una persona cercana. Pero en fin, tampoco tengo ningún plan, al fin y al cabo el insulto no va a acabar por mucho que intentemos erradicarlo, es una triste realidad. Lo que sí podemos hacer es dejar de meternos en vidas ajenas, vivir las nuestra, que con ella tenemos bastante y dejar de ser infantiles hiriendo a otros para sentirnos bien.
Cαtŋiρ™: Primero que nada, deberíais agradecerme que existo, porque gracias a mí y a mi vida vosotros podéis hacer algo con el tiempo libre que no empleáis en vuestra inexistente vida. No sé si en algún momento os habéis parado a pensar que haciendo lo que hacéis los que quedáis mal sois vosotros, porque hacéis ver al resto del mundo que vivís tan amargados que para poder conseguir un mínimo de satisfacción personal os dedicáis a meteros con una persona a la que apenas conocéis. Vosotros tenéis la mala suerte conmigo de que me importan una mierda vuestros comentarios y opiniones, ya que no valen nada para mí, pero pienso en la gente a la que le importa mucho el “qué dirán" y con la mínima palabra conseguís hacerles daño e incluso llegar a provocar en ellos odio y repugnancia por sí mismos. Esos actos hacen que a vosotros no se os pueda considerar personas, sino despojos de la sociedad. Yo doy gracias a la muy buena educación que me dieron mis padres que me enseñaron a respetar, pero también a ser respetada y a hacerme respetar, y es por eso que soy como soy y me diferencio de vosotros en eso. Yo sí soy una persona, vosotros no.
Isa GA~: Había una vez una chica diferente. Un día conoció a alguien que la odiaba. La odiaba por ser diferente, o por tener los santos ovarios de no seguir al rebaño, o porque sentía envidia de que a ella no le importase lo que la gente dijera u opinara sobre ella y pudiera hacer lo que le daba la gana. Pero no se sentía satisfecha odiándola. No. Quería hacerle daño, quería apartarla y hacerle ver que podía sufrir, que podía hacer que lo que los demás dijeran le importase y que tenía que hacer lo que todos tienen que hacer para encajar: camuflarse entre la gente.
Y ya está. No es más que otra de las miles de historias.
¿Me odias por ser gay, inmigrante o estudioso?
¿Debería yo odiarte por tu color de pelo o tu número de zapato?
Desde pequeños nos enseñan a escondernos y pasar desapercibidos entre la masa.
Al listo le llaman empollón, friki, pedante.
Al guapo le llaman creído.
Al que tiene la autoestima alta, le tachan de egocéntrico.
Y es siempre así.
Tenemos que ser grises, copias unos de otros.
Por mucho que nos empeñemos en ser diferentes, en el fondo queremos encajar.
Y da asco.
Había una vez una chica. Hasta ahí todo bien.
Entonces mejor me callo el "diferente".
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